martes, 12 de junio de 2012

La Jungla 4.0: Bruce de niveles épicos

Cara de "te gano al Apalabrados sólo con vocales"
La Jungla 4.0 (2007) de Len Wiseman, responsable de Hawai 5.0 y Windows 3.1 y futuro responsable del pifiazo del remake de Desafío Total (ojo a la predicción para cuando me la tengan que echar en cara), cuarta incursión de John McClane (Bruce Willis) en el cine, cuenta la historia de un John más viejo que se enfrenta a un grupo de piratas informáticos que ponen patas arriba los Estados Unidos para dar un golpe sin parangón en las cuentas del Estado. Como aquí con el rescate, pero con hackers en lugar de banqueros y  en plan ficción.

La historia comienza con John como siempre peleado con su familia, con su hija y hasta con su peluquero. Al que no ve desde la Jungla 3, por cierto, porque ya va de coco rapadete, que a los calvos con estilo les queda muy bien. Total, que en estas está John cuando le reclaman para que vaya a pillar a un chavalín que debe haber hecho alguna tropelía informática, como no parar de bajarse cosas de The Pirate Bay. Consecuentemente, John dice que vaya un romano, que él se va para casa. Pero su jefe le dice que el FBI ha pedido que se traiga al chico, y que coño, que vaya él que para eso es el jefe. John con esas va y resulta que se ve metido de nuevo en medio de un embolado con terroristas, tiros, explosiones y frases ingeniosas en medio de la lluvia de plomo. En definitiva, el chaval es el último cabo suelto de un plan del malo maloso, que había contratado a un grupo de hackers para hacerle el trabajo sucio. Todos han palmado y el chaval de McClane es el último que quedaba. Pero con bueno se han metido.

A medida que pasa el tiempo se va desgranando que lo que han preparado los malos es un caos total: Un planazo con el cual tumbar electrónicamente el Estado: Transporte, comunicaciones y suministro eléctrico a hacer puñetas por culpa de los ordenadores. Detrás de la estela de los malos va McClane y el chaval, Matt, desfaciendo lo que los malos van haciendo a golpe de bala y teclado. El malo resulta ser un ex informático pirado del ejército que se sintió ofendido cuando le dieron la patada cuando demostró que se podía pasar por la piedra toda la administración del estado desde su portátil. Así que, despechado y herido en su orgullo geek, volvió rodeado de matones para llevarse la pasta gansa en plan "os lo dije". Cuando John le ha tocado ya demasiado la fibra le secuestra a la hija (ojo, empieza a cerrarse el arco argumental del principio) y John ya se pone duro y va en su rescate. Total, más plomo, adrenalina, testosterona y John que se acaba cargando al malo final disparándose a sí mismo en el hombro, de tal manera que la bala atraviesa a John y mata al malo. ¡Yipi ka yei, hijo de puta!

Esta es una de las películas más flojillas de toda la saga de La Jungla, que consigue entretener, pero está lejos de la mística de la primera de los films. Se abusa demasiado del más espectacular todavía y por culpa de ello asistimos a escenas de elefantíasis onanista cinematográfica, como cuando John derriba un helicóptero con un coche o conside derribar un caza. Esas cosas que hace un poli de Nueva York de nivel 24. Pese a todo es una película divertida si lo que buscas es comer palomitas aderezadas con pólvora, un guión eléctrico con el que pensar poco, y hostias de todos los colores. Y además, qué coño, ¡es el bueno de John de nuevo!

La Jungla 4.0 en IMDb, FilmAffinity y Rotten Tomatoes.

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