domingo, 3 de junio de 2012

El origen del planeta de los simios: Los monos dan una paliza a los humanos y escapan para la secuela.

El origen del planeta de los simios (2011) es una película dirigida por Rupert Wyatt, director de otras películas que a la hora de documentarme para escribir este spoiler (es decir, leer IMDb) no tengo ni idea de cuáles son.
No quiero ni imaginar la portada de La Razón del día siguiente.
El film comienza con científicos investigando un mejunge destinado a sanar las enfermedades degenerativas del cerebro (ejemplo: Parkinson, Alzheimer, Merkel). Para comprobar los efectos, se experimenta con unos simpáticos chimpancés. Cuando el típico hombre de empresa que solo busca resultados, jefe del protagonista, un concernido científico, le pide que haga una presentación delante de los que ponen la pasta, inevitablemente pasa lo que tiene que pasar: Uno de los monos se escapa furioso y acaba siendo tiroteado, oh, azar, encima de la mesa de la sala de reuniones. De un edificio muy grande. Con muchos despachos. Y muchos sitios donde esconderse. Pues no. Donde venía mejor dramáticamente. Suspension of disbelief, my friends.
Total, que por culpa del asuntillo del mono muerto a tiros, se suspende el trabajo. Pero resulta que lo que le pasaba al mono, a la sazón, una mona, es que había tenido un monito, que nuestro amigo el científico protagonista, Will, rescata. El mono es entonces criado como si fuese un niño y resulta que es muy listo. Más listo que el lector medio de este blog. Incluso que la mayoría de sus redactores. Y se llama César.
Por avatares del destino (el mono ataca a un vecino para defender al padre de Will), el mono César es encerrado en una especie de cárcel para monos, donde al principio, como cuando uno llega a la cárcel, el chulito de turno le da una paliza. Mientras Will trata de salvar a César y traerlo a casa por la vía burocrática, al pobre César también lo tratan a patadas los propios guardias. Finalmente, César escapa, va a casa de Will, pero para traer unas muestras de gas del que vuelve inteligente a los monos y usarla con los monos del centro penitenciario chimpanceril. Así, los monos inteligentes comienzan una revuelta, arrasan la ciudad y después de darle una paliza a la policía, se refugian en un bosque de secuoyas cercano. A la espera de la próxima secuela que ya está horneándose.

Como película, El origen del planeta de los simios es una película entretenida en tanto que te tragues alguna ceja enarcada en algunos momentos de la película. Cosas como que el gas que usan no solo parece volver inteligente a los monos, sino que también les da un conocimiento que no deberían tener. A parte de estos momentos, mi única crítica es hacia el trabajo un poco plano del protagonista humano, James Franco, y al excesivo uso de digitalización con los monos, que en ciertas ocasiones destaca como demasiado artificial, sacándote de la película. Y como colofón, una reflexión: ¿Y si usamos el gas ese, pongamos, en el congreso de los diputados? ¿Conseguiríamos que evolucionasen y se fuesen con viento fresco a vivir al bosque?

El origen del planeta de los simios en IMDb, FilmAffinity y Rotten Tomatoes.

1 comentario:

Neovallense dijo...

Una gratísima sorpresa esta precuela de la mítica "El planeta de los simios", esperemos que su secuela mantenga la calidad.

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