jueves, 29 de diciembre de 2011

In Time. Ellos se dedican a robar bancos y el poli se queda sin tiempo.

Como sería la vida si la gente viviese hasta los 25 años y a esa edad dejasen de envejecer y empezasen a consumir un año entero de vida, que tras el trascurso de este morirán. Para evitar esto la gente tendría que trabajar para conseguir más tiempo y poder pagar sus deudas con MÁS tiempo.

Pues esto es lo que se nos narra en In Time, con las peripecias de Will Salas y su madre Rachel, que tienen que hacer malabares para vivir el día a día. Pero todo cambia cuando Will, tras el curro va a tomarse una copa con su amigo Borel y se encuentran con un tío que tiene un siglo de tiempo, Henry Hamilton. Obviamente esto no pasa desapercibido en un gueto como en el que vive nuestro protagonista ni para los mafiosos que en el viven, lo Minutemen, y que, por supuesto, trafican con tiempo. Así que tras un altercado con estos, Will saca al desconocido del bareto salvándole el culo, pero solo para que este le cuente el hastío que siente por la sociedad en la que vive, ya durante demasiado a costa del tiempo de otros, y le transfiere todo su tiempo a Will mientras duerme, quedándose tan solo con el tiempo justo para apreciar el paisaje antes de caer fulminado desde un puente.

Cuando Will va en busca de su madre a la parada del bus para darle la buena nueva, y ver que esta no está en él, sale corriendo en su busca. La madre que al no poder coger el bus por falta de tiempo, empieza a correr en busca de su hijo. Pero con tan mala suerte que justo en el mismo momento que van a reencontrarse después de una maratoniana carrera, ella cae fulminada.

Tras este fatídico acontecimiento, Will decide largarse a la zona de más alto standing del mundo, no sin antes dejarle diez años a su amigo Leona... digooo Borel. Paralelamente comienza una investigación, por parte de los guardianes del tiempo (la policía) con Raymond Leon a la cabeza.

Ya en la zona rica, Will aprecia la vida de alto copete, y para seguir manteniendo, recurre al casino. Allí conoce al magnate Phillipe Weis, al que despluma en una partida de póker, y el que le pide la revancha invitándolo a una fiesta en su mansión. Will acepta y acude a la fiesta, donde conoce a la hija de Phillipe, Sylvia Weis, con la que tiene un coqueteo. Pero todo se va al traste cuando llegan los guardianes del tiempo acusando del asesinato de Henry Hamilton y de haberse apoderado de su tiempo. Le retiran todo el tiempo que Hamilton le había dado, pero en ese momento Will escapa de la fiesta, llevándose como rehén a Sylvia.


Durante la huída, son atacados por los Minutemen, que dando por muerto a Will tras el accidente que sufre el coche donde estos escapaban, le roban casi todo el tiempo a Sylvia. Con el tiempo justo, Will y Sylvia vuelven al gueto y empeñan los pendientes de Sylvia para conseguir algo de tiempo extra.

Después de haber conseguido algo de tiempo extra y descansado, ambos deciden pedir un rescate a Phillipe por Sylvia, pero este no lo paga y Sylvia llama a su padre para recriminarle el no haber pagado por ella. En ese instante Raymond encuentra a Will, pero Sylvia le dispara hiriéndolo y robando su coche con el que escapan.

Sylvia indignada con la actitud de su padre, decide castigarlo y así, junto a Will, comienza a robar los bancos de tiempo de su padre y a distribuirlo por ahí. Todo esto, con la constante persecución de los guardianes del tiempo y la mafia de los Minutemen.

Con estos últimos tienen un enfrentamiento en el hotel donde se encontraban, obligando a Will a echar un pulso por su tiempo (esto es, los contrincantes se quitan tiempo el uno al otro y gana el que deje "seco" al otro), saliendo victorioso del lance y acabando con el resto de secuaces de la banda. Pero esto llama la atención de los guardianes del tiempo y Raymond empieza a perseguirlos hasta que termina por agotar su tiempo cuando ya los tenía. Pero gracias a Raymond, Will y Sylvia se salvan gracias al tiempo que Raymond tenía en el coche.

Tras estos acontecimientos, Sylvia decide entregarse ante su padre alegando arrepentimiento, pero todo es una estratagema para que Will se infiltre en el cuerpo de guardaespaldas de su padre y así conseguir entrar en su oficina y robar la caja fuerte que contiene un millón de años, volviendo a escaparse para repartirlo entre la gente, reventando el sistema.

Ellos continúan asaltando bancos, cada vez más grandes.